Guatemala
está experimentando su primera crisis política con las redes sociales como
protagonistas de la comunicación, conexión y articulación de acciones entre una
gran parte de los ciudadanos hoy en día.
Hoy los testigos de lo que sucede en cualquier lugar o en esas
reuniones de “alto nivel” o eventos públicos y privados, toman fotos, escriben
un tuit, graban un vídeo y difunden una información que antes podía tardar días
en llegarle a pocos ciudadanos y muy probablemente “editada”, pero que hoy en
segundos les llega a muchos, no solo en donde se produce, sino en todo el
territorio nacional e incluso en el exterior. Luego aparecen blogueros y
creadores de memes, vídeos, infografías, frases y más, lo que hace que en horas
ya exista toda una opinión realmente pública de un evento o acción de
relevancia, ni hablar de cómo se “viraliza” si tiene su toque de chisme o
denuncia.
Ni el gobierno, ni los políticos, ni las instituciones,
entienden o logran leer con claridad cómo manejarse ante la realidad de que hoy
la información fluye en segundos y no pasa por el “filtro editorial” ni por la
“llamada telefónica desde arriba” para que se publique, maquille o no en los
medios de comunicación un acontecimiento de influencia nacional. Los ciudadanos
vamos en esta era varios pasos adelante, por ejemplo, se da una conferencia de
prensa o sucede algo de relevancia nacional y antes de que los involucrados
reaccionen, ya los ciudadanos están opinando y compartiendo lo acontecido y
exigiendo respuestas o acciones en relación al suceso.
Sin dudas, las redes sociales son una herramienta de poder
ciudadano, permiten que cualquiera tenga acceso a la información, pero aún más
importante permiten opinar y ser leído, visto o escuchado por la gran cantidad
de personas que hoy en día están interconectadas entre sus computadoras,
dispositivos móviles y las redes sociales y que comparten con el usuario una
misma comunidad o ambiente digital.
Dicho lo anterior, me permito opinar que el reto es lograr
convertirlas en una herramienta de “construcción”, de ideas, propuestas y
debates que permitan convertir todo eso en algo real, concreto y tangible,
usando luego los vehículos correctos como instituciones, asociaciones,
políticos serios y honestos o un gobierno legítimo para ejecutarlas.
Hoy en Guatemala las redes sociales están cumpliendo un papel
fundamental en la fiscalización ciudadana ante la corrupción, la cual ha
servido de detonante para demostrar que el sistema que manejan unos pocos,
tiene secuestrada a la república y subyugados a los ciudadanos ante una
constitución y unas leyes que gritan que las reformen para adaptarse a la
realidad del siglo XXI y las necesidades de una población que ha sido
manipulada y robada por sus cúpulas.
Convirtamos entonces las redes sociales en un “centro de propuestas
y debates” para luego hacerlas converger en acciones de calle o legales que
apunten a reformar el sistema que hoy nos gobierna y no cometamos el mismo
error que muchos de no interpretar y valorar el poder que nos da las redes
sociales hoy en día a los ciudadanos.
Hagamos que el papel de las redes sociales en Guatemala sea un
factor determinante del triunfo de los ciudadanos ante el sistema.
Fuente: reflexionandovoy.com
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